ESTUDIOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Por S.C.
Sobre la tierra yerma de un alma hundida
por los recuerdos
yacen, sin vida, los escombros de los diálogos discutidos
yacen, sin vida, los escombros de los diálogos discutidos
a mano abierta,
las imprecaciones lanzadas al aire que se cuentan por miles
y las esfinges dibujadas por el escuálido tiempo transcurrido
las imprecaciones lanzadas al aire que se cuentan por miles
y las esfinges dibujadas por el escuálido tiempo transcurrido
en los retratos del primer día de la debacle.
Diez siglos después, las columnas
dóricas y las portezuelas
de los ranchos perdidos en el medio de la nada se
conservan en pie, soportando interminables tormentas de agua y viento, mientras
la cabeza de Zeus flota encima de los cadáveres de
Auschwitz y del Río de la Plata.
Una mujer embarazada está
pariendo en el asiento amarillo
de un ómnibus que va a Ciudad Vieja y otra
pierde a su hijo
en el sangrado vaginal que la sorprende bajando las escaleras
en el sangrado vaginal que la sorprende bajando las escaleras
del metro.
Las prostitutas de Onetti abandonan sus cuentos y novelas
Las prostitutas de Onetti abandonan sus cuentos y novelas
y se lanzan a las calles de Montevideo,
esperando que la noche
no se las lleve como a sus compañeras de otras coordenadas.
En el sindicato que reúne a la clase obrera, una levanta la mano
En el sindicato que reúne a la clase obrera, una levanta la mano
y toma la palabra por encima de la moción que
se está discutiendo: insulta a los hombres y a los dirigentes de la mesa y, cuando se levanta para irse, los saluda
con un corte de manga hasta
la próxima asamblea.
del jefe
comunal,
al tiempo que los transeúntes observan, sin salir de su asombro,
la
velocidad de los decesos.
En el interior de las fauces de la modernidad tardía, bajo el nombre vacío del “protector de los pueblos libres”, el espíritu
En el interior de las fauces de la modernidad tardía, bajo el nombre vacío del “protector de los pueblos libres”, el espíritu
de los uruguayos desciende
a los infiernos: allí se encuentran los traidores a la patria, quienes,
a los infiernos: allí se encuentran los traidores a la patria, quienes,
de paso, echan un vistazo a sus
nuevos colegas y, enseguida, regresan a sus sillones de terciopelo y al whisky
de dieciocho años.
Cuando las cosas se calman,
empieza el trabajo erosivo
de la corrupción silenciosa, que desgasta y cubre de
arena la estatua del David y los miles de bustos del jefe de los orientales,
desperdigados por los pocos rincones de la nación.
Al cabo de los años, la
burocracia pública se llena de gusanos
que la mosca verde de la política fue
incubando, cómoda,
en el interior carnoso de la Banda Oriental devenida
cualquier cosa.
Entre los trópicos, la evolución
humana ha degenerado en “homo imbéciles” y cínicos que le mienten en la cara a
quienes alguna vez quisieron estar juntos en una gran Liga de los Pueblos, pero
que los poderes criollos, a la sazón de directivas del extranjero, aplastaron
con dictaduras, tablitas e inclusiones financieras.
Ni Bolívar, ni San Martín, ni nuestro pobre y traicionado Artigas pudieron contra los fundadores de la desgracia de los otros,
Ni Bolívar, ni San Martín, ni nuestro pobre y traicionado Artigas pudieron contra los fundadores de la desgracia de los otros,
humildes indios, negros y mujeres con hijos que han padecido
el curso de la historia.
Pinturas: "Los proverbios flamencos" (1559), Pieter Brueghel el Viejo.
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