DE LA GENEALOGÍA
Por I. G. Los árboles de la vereda Fueron cortados a machetazos: Adentro, las parras que cubrían Todo el largo patio delantero Se secaron con la indiferencia paterna Y la destrucción de la infancia En los ochenta. El cuarto en el que dormía Amaneció sin paredes, Rodeado de pájaros con sarna, De nubes de orfandad y precarias Varillas retorcidas por la desidia indolente del tiempo Y de una madre que solo acariciaba Cuando cerraba la mano para ofrecer el puño. Los perros y las gallinas del patio Estaban muertos, comidos entre ellos: Solo quedaban el olor putrefacto De la carne desgarrada en la noche Y el grito inaudible de las cavernas y los hombres Ensartados en las lanzas De los conquistadores. * La extensión de mi familia Apenas contaba para algunos onomásticos Y las tristes navidades de caras largas. El resto del año, Sus integrantes se miraban Con desconfianza, Con la arrogancia en los gestos inmundos Del cuerpo. Los ojos, Irritados por bronca