Fue cuando nos miamizamos (*)
Por Alma Bolón (**) Yankis, go home y llévenme con ustedes (pintada montevideana, fines de los 80) 1 0) Por «miamizarse» puede entenderse un momento, situado en los comienzos de los años 90, en que el imaginario asociado a EEUU pegó un vuelco, alcanzando una novedosa legitimación. No se trató, simplemente, de la «americanización» de la sociedad, con el el pop corn y la coca cola irrumpiendo en las salas de cine y los MacDonalds sustituyendo los cafetines de barrio. Se trató de la desacomplejada asunción de un norte en que el sur relumbraba exitoso, como lo mostraban su perenne bronceado, su casi infinita capacidad de consumo y la muy chévere banda sonora que acompañaba el vivir. Esa miamización poco tenía que ver con el recibimiento que 100 años atrás los trabajadores tabacaleros y los cubanos de Tampa o de Cayo Hueso habían dispensado a José Martí, poeta y exiliado, letrado y conspirador perpetuo, maestro de poetas. Sí tenía que ver con un mundo