Máquina de coser y fabular
Por Santiago Cardozo
¿Qué habrá sido
De los huesos de mi abuela?
¿Dónde estarán los absurdos relatos
Que mi abuelo nos contaba
Cuando éramos niños?
Solo me van quedando
El olor de los ravioles caseros,
La joroba, la máquina de coser,
El único ojo que veía
Y las delicadas manos
Que me habían criado;
La postura vertical y el bigote gris,
El saco manchado de aceite
Y la corbata azul,
El pantalón gris orinado
Y el apellido que se ha extendido
Hasta mí.
También una muerte en forma de feto,
La demencia senil y la ausencia
De recuerdos comunes,
Los caramelos y el infinito amor
Sin condiciones;
La despedida en invierno, una estufa,
La sucesión de infartos y la tranquilidad
De haber decidido el momento;
La imagen final cerrando la puerta
Sabiendo que era la última vez
Que lo veía.
De los huesos de mi abuela?
¿Dónde estarán los absurdos relatos
Que mi abuelo nos contaba
Cuando éramos niños?
El olor de los ravioles caseros,
La joroba, la máquina de coser,
El único ojo que veía
Y las delicadas manos
Que me habían criado;
El saco manchado de aceite
Y la corbata azul,
El pantalón gris orinado
Y el apellido que se ha extendido
Hasta mí.
La demencia senil y la ausencia
De recuerdos comunes,
Los caramelos y el infinito amor
Sin condiciones;
La sucesión de infartos y la tranquilidad
De haber decidido el momento;
La imagen final cerrando la puerta
Sabiendo que era la última vez
Que lo veía.
Pintura: José Gurvich.
Como si lo hubiera vivido...
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