La domesticación de la palabra (*)

1. En un importante libro para la lingüística como ciencia del lenguaje, Jean-Claude Milner [1] dice que “no se dice todo”. Las diversas lecturas de esta afirmación van desde lo real de la gramática de una lengua (Lacan decía que lo propio de cada lengua es la integral de sus equívocos, allí donde verdaderamente se diferenciaban entre sí) hasta la moral de esa “gramática social” que dicta formas correctas e incorrectas de decir las cosas, aun cuando su fuerza, alcance e importancia sean, en no pocos casos, menores. Así, “no se dice todo” quiere decir que la lengua no puede expresar toda la realidad, no puede aprehender la infinidad de matices que constituyen eso que hemos convenido en llamar realidad. Como nos ha enseñado el psicoanálisis, la simbolización del “mundo” (entandamos precariamente “mundo” como lo real simbolizado por el lenguaje) tiene como principal efecto la producción o creación (para emplear una palabra bíb...